Diciembre 8.
Hemos trabajado incansablemente en disposición de la consagración del oficio más ingrato. Nos anteponemos a mequetrefes que lo adoptan no por necesidad sino por conveniencia.
¿Quién ha de labrar a la locura por necesidad?
Labor. Vengo ante ti para decirte que estoy cansada de las horas que he dejado de darte viendo a los otros difundir obviedades que nunca son verdaderas.
Me sentaré aquí por la llama que me toca y el fuego impertinente que me corresponde.
No voy a dejar tu cabeza coronada por el hielo ni voy a permitir que nadie toque mi turbante ni que se sepan los misterios del grito de mi cabellera.
Nadie se robará mi danza, sólo los pronunciadores y necesitados abrirán la puerta.