La satisfacción
El tiempo de la agitación y el sobresalto ha pasado.
No más esfuerzo imposible, no más ajetreo incesante con el único propósito de llamar su atención con vanos méritos y hazañas:
Ahora es el momento de la auténtica ofrenda
En el que la alegría de ser tú mismo por fin te es posible
Y la satisfacción de entregarte a ella, sin ninguna vanidad y afectación, te es permitida.
***
La belleza y el milagro
No son más que el arco trazado de un disparo artero.
Un botón de puntería.
Por tal razón he llamado a mi amada, la que es
“como una flecha infalible, bajo el claro de luna”
Y he convertido la imagen de sus ojos el estandarte de mis ejércitos.
***
La paz es sólo el punto de partida
el resto del camino lo recorremos
día a día:
una pausa
larga o breve
no nos acerca más al regreso
es sólo un punto más en el tránsito que no termina.
Entonces no seré un tonto para llamar nuestros encuentros
una tregua
ni la noche
albergue de peregrinos.
La consumación
Estos tímidos y confusos caracteres al borde del camino
Para celebrar
los miles y miles de designios que el soberano cielo cumple
Y el hombre no conoce
No contempla
*
Así, pues, que el hombre vanidoso proclame
Que ha sido su belleza o su coraje o su astucia
Lo que le ha ganado el corazón de su amada:
Yo, más humilde, le deberé mi fortuna
Sólo al Cielo.
La Entrega
La voz y las palabras que te han seducido,
Los trajes y los afeites, el porte y la elegancia
No han sido más que meros rodeos y subterfugios: ahora, que estamos desposados y llenos al fin de alegría permitida, te entrego mis dones más valiosos,
la pobre desnudez y el silencio.
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