Me gustas en la discreción de tu margen
el observador es siempre observado
mientras ordena ideas y objetos
colocados azarosamente
alrededor del café de media tarde.
En el silencio y la cortesía de gestos orientales
que hemos ensayado hasta hacerlos costumbre
en el paso por donde yo paso
y la sutil reverencia del encuentro
Yo te advierto.
Mas llega el tono imperativo
que no necesita pétalos ni grandes galas
para abrirse paso hasta mí
temblor y pausa te advierto.
Pausa
voz
pausa.
Nos damos gota a gota
el claro fenómeno del reconocimiento.
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